Una gran semana de trabajado donde una vez más he trabajado el tema de cultura en las organizaciones, cada vez que abordo el tema me apasiona y me confronta más y más la forma como estamos “programados” para dar respuestas desde las acciones cotidianas menos estructuradas, hasta las que responden a la forma más complejas en que afrontamos los desafíos en el trabajo. Lo que más me impresiona, es la respuesta automática que damos frente a los diferentes estímulos que enfrentamos en el día a día sin pensarlo, es como si oprimiéramos el ENTER de manera automática en nuestro laptop y emitimos una respuesta “pavloviana” alineada a nuestro entorno cultural.

Es tan profundo este proceso de condicionamiento desde que nacemos, pasando por los comportamientos y hábitos que adquirimos en nuestra infancia legado de nuestros padres, la escuela, la sociedad y luego el paso por la universidad y las empresas donde trabajamos, que al final no actuamos o pensamos por nosotros mismos, actuamos y pensamos “en cuerpo ajeno” usando la cabeza de otros que han sido parte de nuestra historia y han determinado la forma de hacer las cosas.

Pero y porqué no detenernos y pensar por un momento ¿porqué hacemos los que hacemos? o ¿porque actuamos como actuamos? o ¿porqué comemos lo que comemos? ¿Existirán otras respuestas más adaptables, por extrañas que lleguen a parecer, a nuestro medio ambiente que nuestra “programación” no nos deja ver? Seguro que sí.

“La perspectiva dominante, que un pueblo tiene del universo, inevitablemente le da forma al mundo que lo rodea”  San Agustín

Un término profundamente ligado con la cultura es “Cosmovisión”, ésta es definida por el escritor Darrow L. Miller en su libro “Discipling Nation,The Power of Truth to Transform Cultures” como “un conjunto de suposiciones en las que se cree, consciente o inconscientemente, por fé”.

Por su parte, el autor norteamericano Alvin Toffler afirmó que “cada persona lleva en su mente un modelo del mundo, una representación subjetiva de la realidad externa”. Es así como la cosmovisión de un individuo o comunidad, determina su forma de pensar respecto a diferentes temas de la vida o de su universo, y funciona como una aplicación de móvil o un mapa que te guía a través de la vida, indicando la dirección que debes seguir para llegar de un punto A a un punto B.

Sin lugar a dudas, la “cultura” es un elemento estratégico a contemplar y es primordial que toda la organización converse en torno a ella, para entenderla, definirla y comprender cómo se alinea a sus valores, para finalmente, habilitar a cada líder o colaborador en apropiarla exitosamente.

Es el momento de dar aún más relevancia al tema cultural, a conversar profundamente sobre los hábitos y patrones de comportamiento que adoptamos, cuales apalancan y reflejan la “mejor versión de nosotros mismos” que nos llevan a cumplir el propósito superior para el cual fueron diseñadas nuestras vidas y organizaciones y cuáles nos están anclando al pasado a estructuras de pensamiento que nos limitan y cercenan todo atisbo de nuevas formas de ver las cosas y al ser validadas por unos pocos tienen un impacto negativo sobre una gran cantidad de personas.

Se trata de darle respuesta al porqué hacemos los que hacemos y una vez tengamos la primera respuesta nos preguntemos nuevamente porque hacemos lo que hacemos, una y otra vez hasta llegar al centro, a la médula que responde a nuestros más profundos

mindset

o sistemas de creencias que impulsan nuestras acciones y una vez allí remplazarlas por unas nuevas que nos lleven a actuar de forma la radicalmente diferentes.

Trabajé de la mano con Openmind C&D para identificar los

mindset

que hacen parte de su cultura actual, los estilos de liderazgo que perpetúan estos estilos de pensamiento y defina cuál es el tipo de cultura ideal que desea construir para dar respuesta al propósito y necesidades de su negocio.